Diego Cardoso

Qué hermosas y qué valiosas son las perlas. ¿No crees? ¿Alguna vez te has preguntado cómo surgen éstas blanquecinas joyas que adornan la belleza de una mujer, ya sea en un collar o en unos hermosos aretes?

Debes saber que todas las perlas de la vida, así como las personas verdaderamente valiosas son producto del dolor y aparecen cuando más las necesitas. Y que el dolor no tiene nada de malo cuando de Dios y de la naturaleza vienen, si es que lo sabemos resignificar y aprovechar.

Toda perla es consecuencia de una ostra que ha sido herida por un grano de arena que ha entrado en su interior. Una ostra que no ha sido herida no puede producir perlas.

En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia llamada “nácar”; y cuando un grano de arena penetra en la ostra y la lastima, ésta lo recubre con capas de nácar para protegerse. Como resultado, se va formando una hermosa y brillante perla.

La vida, es una “Divina Comedia” que a veces es tragedia y a veces comedia, pero que si nos lo proponemos y queremos, la podemos convertir en hazaña y en epopeya.

¿Será que a los mexicanos nos gusta ser más ostra herida qué perla preciosa, que nos gusta ser más telenovela y drama que epopeya y hazaña?

¿Te has sentido alguna vez herido por las palabras, o actitudes de alguien? ¿Has sido acusado de decir cosas que nunca has dicho? ¿Te han rechazado en tu familia o en el trabajo?¿Han sido tus ideas rechazadas o ridiculizadas? ¿Te han culpado de haber hecho algo que jamás hiciste?¿Te han herido precisamente aquellas personas que menos esperabas?

Entonces, perdona y haz de tu herida una perla y de tu telenovela una hazaña.

Resignificar tu vida significa recubrir tus heridas con varias capas de amor y recordar que cuanto más cubierta esté tu herida, el dolor te ira transformando en pasión y belleza. Si te sigues victimizando, esa herida permanecerá abierta, te dolerá más y nunca cicatrizará.

En nuestra sociedad podemos ver muchas “ostras vacías” y caparazones preciosos sin contenido en su interior. Vemos sociedades líquidas y gente vacía porque no supieron perdonar, comprender y transformar el dolor en perla. Una perla es una herida sanada por amor.

Entiende qué sanar no significa pagar un “simple coaching de vida”, hacer reiki, colocarse cristales, abrirse registros y constelar familiarmente. Sanar tampoco es leer el Tarot, tomar flores de Bach, usar un péndulo, leer un huevo, hacerte limpias con hierbas, etc…Sanar no es sólo armonizarse.

Sanar es conocerte y hacerte cargo. Sanar es un proceso que lleva tiempo, amor y consciencia. Sanar es un proceso resiliente que requiere el valor de reconocer que esa ostra está herida porque lo permití; y significa también reconocer que esto no es para cualquiera, que es solo para valientes y corajudos que se animan a adentrarse al interior de uno mismo, a las partes más oscuras del ser para iluminarlas.

Sanar es profundo e intenso, y conlleva mucha energía, mucho tiempo, paciencia y escucha. Sanar es batallar a muerte con tu ego que se resistirá a los cambios. Sanar es sangrar, supurar, doler, comprender, perdonar y al fin soltar. Sanar es pasar por sucesivos estados de enojo, tristeza, necesidad de soledad y silencio.

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