Pablo Ruíz Meza
La ciudad capital, por su complejo crecimiento poblacional siempre ha sido un reto para ser gobernada y cumplir con las expectativas de los habitantes.
Puebla es una de las ciudades más importantes del país, atractiva para la atracción del turismo nacional y extranjero, particularmente por el Centro Histórico como patrimonio de la humanidad.
Sin embargo para quienes habitan la angelópolis requieren en el día a día políticas públicas asertivas y eficientes que mejoren la calidad de vida de las familias.
Como dicen los clásicos, hay que empezar por el principio y el gobierno entrante encabezado por José Chedraui Budib tendrá que empezar con la seguridad pública para que regrese la paz y tranquilidad a los ciudadanos.
El problema de la inseguridad no es un asunto menor, porque frente al poder financiero, de fuego y de terror del crimen organizado que se ha diversificado, los delitos del fueron común palidecen.
Y entre los retos básicos para favorecer la vida cotidiana y alcanzar la paz, hasta para perseguir a los delincuentes es urgente e inaplazable la repavimentación de todas las calles y avenidas.
La renovación del asfalto o el uso de concreto hidráulico la requieren no solo las vías primarias y secundarias, lo que implica desechar los engañosos programas fraudulentos de “bacheo”.
Es inadmisible continuar con la simulación de obras de pavimentación como ocurrió, por ejemplo, con el Bulevar Xonaca en el gobierno municipal de Claudia Rivera Vivanco: una vía destrozada con enormes baches, con inundaciones por lluvias y con vicios ocultos sin resolver.
La falta de supervisión de las obras y la mala calidad de éstas en la ciudad solo pueden entenderse por las prácticas de corrupción con empresas favoritas del gobierno en turno, o resultado de los “moches” en la asignación de contratos.
La ciudad capital requiere de un gobierno eficiente que cumpla con sus obligaciones en la calidad de los servicios públicos (alumbrado, recolección de basura, jardinería, semaforización…) hasta el último rincón.
El reto es mayor ante la complejidad urbana en su crecimiento poblacional y comercial, por tratarse de la ciudad sede de los Poderes del Estado, el eje como zona metropolitana de la zona conurbada del estado, y la propia en la conexión limítrofe con Tlaxcala.
A estas alturas del partido, por el estado lamentable en que se encuentra la ciudad capital, salen sobrando promesas vacías de proponerse una “ciudad moderna”, cuando no tiene resuelto lo básico, y arrastra rezagos en las llamadas juntas auxiliares.
El gobierno municipal de la ciudad capital no puede seguir funcionando con un presupuesto tan limitado que ronda en los 6 mil millones de pesos, presupuesto absolutamente insuficiente para cambiar el asfalto o utilizar el concreto hidráulico con mayor vida útil.
El gobierno encabezado por Chedraui, por su perfil empresarial, tiene la visión y la experiencia para gestionar mayores recursos presupuestales del estado y la federación, a favor de la ciudad.
Por tratarse del principal punto comercial de la actividad del estado, el entrante gobierno municipal debe dar señales muy claras de las opciones viable de convivencia de la economía informal, particularmente por el comercio en vía pública en Centro Histórico y en la periferia (escuelas, cruceros, hospitales, centros comerciales, mercados….).
Sobra decir la importancia de la sinergia entre el gobierno municipal de José Chedraui y el estatal con Alejandro Armenta, imprescindible para restaurar el desarrollo y la grandeza de la ciudad capital.
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