Candelaria es sobreviviente de cáncer de mamá y de cáncer cervicouterino
Cuando a Candelaria Guevara le dijeron que tenía cáncer sintió que la estaban sentenciando a muerte. Una sentencia que se quiso sacudir y decidió vivir un día a la vez para dejar huella en su entorno.
“Es una sacudida de vida, te duele mucho. El cáncer te sentencia, es una sentencia de muerte. Luchar contra el cáncer es bien difícil y sobrevivir más”, reconoció.
A Cande, como la llaman sus amigos, le detectaron cáncer cervicouterino hace 17 años, lo que fue un parteaguas en su vida.
“No comes nada, te dan fiebres, te sientes tan mal, te dan hemorragias y dolores horribles, dices no puedo, está bien difícil, las cirugías que te hacen y dependes al cien por ciento de tus hijos”, narró.
La madre de cuatro hijos, decidió replantearse su vida y agarró un segundo aire, pues ella no quería morir como una cifra más del cáncer.
“Lo primero que te pasa por tu mente es no quiero ser una de las que se quedaron en el camino, o que se pone a llorar por la lucha, de qué vas a hacer y cómo lo vamos a hacer, mejor vivo un día a la vez y luchando día a día”, puntualizó.
Su mayor ilusión para salir adelante fueron sus hijos, más que el pequeño tenía 12 años cuando tuvo el primer diagnóstico de cáncer.
Aunque fue la época más dolorosa de su vida, enterarse de que de nueva cuenta padecía cáncer de mama le partió la vida, pues no quería volver a vivir una tragedia para su familia.
“Dicen que a las que les da cáncer es por su mal genio o sus resentimientos, pero no es así, esto no te da por mala, son células que tenemos y es algo que tenemos que vivir”, argumentó.
El cáncer de mamá fue menos invasivo en su cuerpo, y se lo detectó en sus revisiones de rutina que implementó cada 3 meses en su vida, luego de que fue diagnosticada por primera vez de cáncer.
Candelaria tuvo una mancha en el seno y le fue tratada a través de medicamentos.
Aunque ya libró dos batallas de cáncer, teme que tenga que enfrentarse por tercera vez, sin embargo, hoy está más fuerte que nunca y estaría conforme con los designios de Dios.
No sé cuándo tenga que entrar otra vez a la batalla, pero ya no me da miedo morirme, si Dios dice hasta aquí, ya dejé huella. Yo digo, diosito cuando tú digas nos vamos, nos vamos, peor mientras sigo aquí invitando a mujeres a que se revisen.
Cande ha buscado dejar huella, a través de gestiones para pavimentar calles, con el gobierno municipal.
Además emprendió un negocio de bisutería y espera cumplir el sueño de comprarse un carro y rotular con su marca para recorrer la ciudad.