El expresidente boliviano Evo Morales denunció un intento de asesinato en su contra, al afirmar que agentes del Estado dispararon contra su vehículo en Cochabamba, lo que resultó en heridas para su chofer.
El líder indígena informó sobre el ataque a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), mientras atribuyó el atentado a operativos “reactivados” por el gobierno de su exaliado y actual presidente, Luis Arce.
Morales detalló que el ataque dejó su vehículo con múltiples impactos de bala, lo cual los obligó a cambiar de transporte. Un video registrado durante el incidente muestra los momentos de tensión en que Morales fue aconsejado por sus acompañantes a agacharse para protegerse.
El Movimiento Al Socialismo (MAS), partido fundado por Morales, afirmó en un comunicado que el ataque ocurrió frente a un cuartel militar, y que los disparos provenían de hombres encapuchados.
En respuesta, el presidente Arce instruyó una investigación sobre el ataque y condenó cualquier acto de violencia política.
La situación resonó en el ámbito internacional. Líderes de países aliados a Morales, como Colombia, Venezuela, Honduras y Cuba, expresaron su solidaridad. El presidente colombiano, Gustavo Petro, denunció el acto como “un ascenso del fascismo en la región”.
El incidente se suma a la tensa situación en Bolivia, donde las protestas paralizaron sectores del país durante dos semanas. Las manifestaciones, que afectaron la economía con pérdidas estimadas en mil 200 millones de dólares, exigen soluciones ante la crisis y rechazan una posible detención de Morales, investigado por estupro y trata de personas.
Por su parte, sectores del oficialismo boliviano cuestionaron la veracidad del atentado, sugiriendo que Morales generó un “autoatentado” para evadir las acusaciones judiciales y sostener la tensión en las calles.