VICKY FUENTES

En más de 20 años ejerciendo el periodismo, desde hace mucho no veía un informe de un rector de la BUAP, sin que su discurso fuera excesivamente político. Lo que ocurrió el pasado viernes en el Tercer Informe de Lilia Cedillo fue sencillamente correcto. Dicho así, en ocasiones lo más fácil es lo más difícil en la política. 

¿A qué me refiero?

Durante muchos años hemos visto pasar a distintos rectores de la BUAP que lejos de congratularse con la comunidad estudiantil, prefieren hacerlo con la cúpula política. El poder que otorga el máximo cargo en la BUAP, les pareció poco e intentaron figurar más allá de las cercas de Ciudad Universitaria.

El ejemplo claro fue Enrique Doger, quien utilizó el impulso de la rectoría para lograr ser alcalde la de la ciudad de Puebla. Enrique Agüera tuvo la misma suerte que Doger Guerrero, pero todos sabemos que su gestión fue más política que académica. En el caso de Alfonso Ruíz Esparza, podríamos catalogar su paso por la rectoría como híbrida, su trabajo de infraestructura al interior de la BUAP fue mayúsculo, una consecuencia de sus buenas relaciones con el Gobierno estatal en turno.

Regresando a lo que vimos y escuchamos el viernes pasado, Lilia Cedillo dedicó un 90% de su informe a los estudiantes: números, proyectos, avances, cifras, cuentas y reconocimientos para su alumnado y profesorado.

Claramente hubo palabras para los políticos que le acompañaron. Agradeció al gobernador Sergio Salomón el apoyo y le abrió la puerta a Alejandro Armenta (por cierto, egresado de esta universidad), para trabajar juntos durante los siguientes años. El formato del video presentado, bien, tal vez un poco largo, pero bien.

Me parece que Lilia Cedillo no tendrá ningún problema en conseguir la reelección en 2025. La rectora ama dar cátedra y caminar por los pasillos de la universidad. Prefiere evaluar alumnos que cenar con políticos. Decidió informar desde un pizarrón a rendir cuentas al sistema.

La primera gestión de la primera mujer en llevar las riendas de la BUAP, nos ha dejado un buen sabor de boca. En un país y en un estado donde las oportunidades para las mujeres escasean, no se puede desperdiciar la oportunidad de dirigir la máxima casa de estudios en Puebla.

Confiamos en que la rectora Lilia Cedillo jamás abandone su amor por las aulas y lo cambie por una curul o una candidatura. Necesitamos servidores públicos concentrados en la oportunidad que ellos mismos pidieron, asumiendo su responsabilidad al máximo, aceptando sus aciertos y también sus errores.

El 2025 le pinta bien a nuestra máxima casa de estudios, sin duda una buena noticia para nuestros jóvenes y para nuestro estado.

Enhorabuena.

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