Este producto es elemento clave en la colocación de los altares en Huaquechula
Crecer con una tradición enriquece el alma y alegra el corazón, así ha sido ver desde niña cómo se hacen velas escamadas, yo veía a mi abuelito con sus pincitas especiales para darle forma a las velas escamadas que se utilizan en los altares, así relata Rocío, una creadora de este producto que en esta temporada es tradicional en los altares de Huaquechula.
“Desde niña he estado involucrada en esta tradición, tengo recuerdo de mi abuelito que viajaba a Puebla por la acera, preparaba las brasas de carbón para ir templando la cera y con la pinza pellizcarla para ir adornando, dándole forma a la figura que uno quiere poner, que a uno le guste o te encarguen, pero eso sí tiene que quedar brillante la decoración”, cuenta Rocío Pérez Arena a 24 Horas.
Desde la época prehispánica, la conexión con nuestros difuntos ha sido a través de ofrendas en donde la luz no falta, porque es la guía de su camino de aquellos que nos visitan en esta temporada en donde las almas regresan al plano terrenal. Esta tradición se modificó después de la evangelización, cuando la luz entró dentro de los elementos básicos en los altares: el fuego, la tierra y el agua.
De múltiples colores, las hay. lo mismo lo encuentras de color blanco, azul, doradas, rojas o con combinación de colores, hay para todos los gustos, emociones y -sobre todo- posibilidades económicas.
“Una vela siempre es necesaria para dar luz a nuestros difuntos que vienen a visitarnos, colocar una vela escamada es mejor aún porque lleva un detalle personalizado, algo característico de a quien se lo dedicamos, porque va apegado a los gustos de aquellos que recordamos, además de alumbrar su camino”, relata la mujer comerciante.
Rosas para mujeres, azules para hombres, blancas para niños y de otros colores para quien guste son las opciones que se encuentran a la venta en el establecimiento ubicado a una cuadra del zócalo de Huaquechula.
Aunque este producto no es exclusivo de Día de Muertos, Rocío cuenta a 24 Horas que sí es muy socorrido porque representa un detalle único que da color refleja lo que le gustaba al difunto
“Yo les digo velas pellizcadas, jajaja, así deberían llamarse porque la cera se calienta en el calorcito del carbón y ya con pinzas vamos pellizcando y con esos pellizquitos uno hace o cocolitos, le pones que flores, caritas, figuras, uno va innovando como poner figuritas de cera y papel dorado, les ponemos diamantina, el punto es que luzcan”, relata la comerciante oriunda de Huaquechula.
Los años pasan, la tradición sigue y hoy las personas siguen adquiriendo estos productos, siempre de acuerdo a su economía.
“Cada persona o familia compra de acuerdo a su presupuesto, hay quienes se van por las más chiquitas de 35 pesos, pero hay quienes buscan los cirios más grandes que llegan a pesar hasta un kilo, que están en 200 pesos, pero aquí el punto es seguir con la tradición, no olvidar a quienes en vida amamos, pero que aún en la muerte seguimos recordando y dándole luz a su alma que hoy nos visita”, concluye.