Más de trece horas. Ese fue el tiempo que Paloma Corte pasó en la Fiscalía General del Estado de Puebla este lunes, después de ser víctima de un acto de acoso en plena vía pública. Su caso, terminó evidenciando una serie de irregularidades que desnudan la lentitud del sistema de justicia y la impunidad que aún impera para quienes cometen delitos contra las mujeres.
La jornada de Paloma comenzó como un día cualquiera. Estaba fuera de Ciudad Judicial Siglo XXI, realizando un trámite administrativo, cuando un hombre, más tarde identificado como Roberto Medina, comenzó a tomarle fotografías por debajo de su falda. “Lo vi con su celular apuntando hacia mí, me di cuenta al instante y reaccioné de inmediato”, relató Paloma en sus redes sociales, donde compartió un video que ha sido difundido.
En el video, grabado por la misma Paloma, se puede escuchar la angustia en su voz mientras exige al hombre que le muestre la galería de fotos en su celular. Después de una breve discusión, Paloma descubre, que no solo tenía una foto suya, sino también imágenes de otras mujeres.
La denuncia pública en redes sociales no se hizo esperar. Paloma no solo exigió justicia, sino que también denunció la impunidad que, según ella, rodeaba al caso: La La conexión con una figura judicial, según su testimonio, aumentaba la preocupación sobre la posibilidad de que el caso fuera minimizado o directamente ignorado.
Una vez detenido el agresor, Paloma acudió a la Fiscalía General del Estado para interponer la denuncia formal. Sin embargo, su llegada a las instalaciones de la fiscalía se convirtió en una prueba más de la lentitud e indiferencia que muchas veces enfrentan las víctimas de violencia y acoso.
A pesar de haber presentado una denuncia por acoso sexual, Paloma se encontró con una espera interminable. “Me decían que el médico legista no estaba y que tardaría al menos dos horas en llegar”, relató. La frustración se hizo evidente cuando, al cabo de horas de espera, el mismo Roberto Medina se encontraba a escasos diez metros de ella en la misma sala de espera, sin que ningún funcionario tomara medidas al respecto.
Fueron más de 13 horas de espera, en lo que Paloma describió como una serie de indiferencia por parte de las autoridades, lo que finalmente la llevó a hacer público lo que vivio. “Ahora entiendo lo que sienten las víctimas que no tienen apoyo. Qué asco, de verdad que asco”, publicó Paloma en Twitter, en un mensaje que rápidamente se viralizó.
Relato que en un momento, la esposa de Medina se acercó a Paloma para ofrecerle disculpas en nombre de su esposo, mientras que los abogados del acusado intentaron llegar a un acuerdo para evitar un juicio. Sin embargo, Paloma rechazó la propuesta: “Esto no se resuelve con una disculpa. No voy a dejar que un acto de acoso quede impune solo porque me pidan perdón”, declaró con firmeza.
La indignación de Paloma fue evidente. No solo por lo que vivió ese día, sino por las carencias del sistema de justicia que evidenció en su denuncia.