La COP29 en Bakú abrió sus puertas en medio de un panorama político tenso. Tras una larga y dura jornada de negociaciones, los casi 200 países asistentes aprobaron, por fin, la agenda de trabajo y las reglas para el mercado internacional de carbono, un paso clave para el combate global contra el cambio climático. 

El enfoque central de la conferencia es la creación de una nueva financiación destinada a los países más vulnerables, con la esperanza de mitigar los efectos de un fenómeno que ya está cobrando factura.

El presidente de la COP29, el ministro de Ecología de Azerbaiyán, Mujtar Babaiev, fue tajante en su mensaje inaugural: “Nos encaminamos hacia la ruina. Y no se trata de problemas futuros. El cambio climático ya está aquí”. 

Acompañado de una alerta mundial sobre el calentamiento global, el evento se desarrolla bajo la sombra de la posible ruptura de los objetivos del Acuerdo de París. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió que el 2024 se perfila como el año más cálido jamás registrado, con una temperatura global media superior a 1.54 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales.

Este clima de incertidumbre y división se acentúa por los retos a los que se enfrenta la nueva normativa sobre el mercado de carbono. En un acuerdo logrado después de casi una década de discusiones, los países más contaminadores podrán comprar créditos de carbono a naciones que hayan reducido sus emisiones más allá de sus compromisos, pero con reglas más estrictas sobre la contabilización de estas emisiones y los riesgos asociados, como los incendios forestales que pueden destruir los ecosistemas encargados de almacenar el carbono.

La tensión no sólo se siente en la sala de negociaciones. La reciente victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos agudiza la incertidumbre sobre el futuro compromiso de Washington con la lucha climática. John Podesta, emisario especial de la administración Biden en la COP29, recordó que aunque Trump haya prometido retroceder en los avances medioambientales, el trabajo a nivel federal continuará con pasión. Sin embargo, no se puede ocultar que su llegada al poder podría trastocar los esfuerzos multilaterales

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