La madrugada del viernes, una masiva fiesta de Halloween en el centro de Orlando se vio empañada por un tiroteo que dejó un saldo de dos personas muertas y seis heridas.
Los disparos comenzaron alrededor de la 1 a.m., cuando miles de personas disfrazadas disfrutaban de la noche. En medio del caos y la confusión, las autoridades detuvieron al presunto responsable, un joven de 17 años, tras rastrear sus movimientos en la zona.
Según testigos, el primer tiroteo causó pánico entre la multitud. La situación empeoró cuando, después de unos segundos de silencio, se escucharon más disparos.
Las personas corrieron en busca de refugio, mientras la policía, que había desplegado más de 100 oficiales para la seguridad del evento, actuaba rápidamente para controlar la situación y detener al sospechoso.
Las seis personas heridas, con edades entre los 19 y 39 años, fueron trasladadas a hospitales cercanos y, de acuerdo con informes oficiales, se encuentran en condición estable. Los servicios de emergencia acudieron rápidamente al lugar, atendiendo a los heridos en medio del desconcierto de quienes habían salido a celebrar.
El jefe de la policía de Orlando, Eric Smith, informó que el sospechoso fue arrestado y una pistola fue recuperada en el lugar. Las autoridades aún investigan el motivo detrás del ataque, y han señalado que el joven podría enfrentar cargos como adulto. Según el fiscal estatal, Andrew Baine, se evaluará la posibilidad de acusarlo de esta manera en función de los resultados de la investigación.
Este evento generó preocupación en la comunidad de Orlando y pone de nuevo en debate la seguridad en eventos masivos.