El Parlamento de Corea del Sur destituyó este sábado al presidente Yoon Suk Yeol, tras su fallido intento de instaurar la ley marcial el pasado 3 de diciembre. Este suceso desató una crisis política inédita en el país y movilizó a cientos de miles de manifestantes tanto a favor como en contra del mandatario.
En un discurso televisado, Yoon, de 63 años, aceptó su suspensión y llamó a superar la "política de los excesos y la confrontación". La decisión parlamentaria contó con 204 votos a favor, 85 en contra, tres abstenciones y ocho votos nulos. Ahora, la Corte Constitucional tiene 180 días para validar o rechazar la moción.
Multitudinarias manifestaciones dividen al país
Al menos 200,000 manifestantes celebraron frente al Parlamento la destitución del presidente, mientras que otras 30,000 personas se congregaron en apoyo a Yoon en otra parte de Seúl. La medida fue aclamada como una "victoria para la democracia" por el Partido Demócrata, principal fuerza opositora, que lideró la moción de censura.
El primer ministro Han Duck-soo asumirá de forma interina con la promesa de mantener una "gobernanza estable".
Un precedente preocupante
Yoon se convierte en el segundo presidente surcoreano destituido en la historia del país, tras Park Geun-hye en 2017. Sin embargo, existe un precedente de invalidación de la destitución parlamentaria, ocurrido en 2004 con el expresidente Roh Moo-hyun.
El intento de Yoon de imponer la ley marcial, acompañado del despliegue del ejército en el Parlamento, buscaba, según sus palabras, contrarrestar "amenazas" del régimen de Corea del Norte y detener lo que calificó como "fuerzas antiestatales" en la oposición.
La medida generó un movimiento de indignación masivo, enfrentamientos entre manifestantes y militares, y una rápida respuesta parlamentaria que anuló la ley marcial en cuestión de horas.
El futuro político de Corea del Sur está en manos de la Corte Constitucional, mientras el país lidia con las secuelas de esta profunda crisis política.