En el Día Internacional del Migrante, la crisis migratoria en la frontera entre México y Estados Unidos escaló cuando agentes de la Guardia Nacional de Texas dispararon bolas de gas pimienta contra más de 150 migrantes en el Río Bravo.

El enfrentamiento dejó varios heridos, incluida una niña con lesiones faciales y un hombre que perdió el conocimiento, evidenciando la vulnerabilidad de los migrantes frente a la violencia policial.

El grupo, compuesto en su mayoría por migrantes de Centroamérica y Sudamérica, fue engañado por rumores en redes sociales que aseguraban la apertura de puertas fronterizas por la efeméride. La Patrulla Fronteriza desmintió esta información, atribuyéndola a grupos criminales transnacionales.

Este suceso coincide con la proximidad del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. El republicano prometió deportaciones masivas para 2025, lo que ha motivado a muchos migrantes a intentar cruzar antes de que estas políticas entren en vigor.

Por otro lado, la administración Biden enfrenta críticas por subastar secciones en desuso del muro fronterizo. Dan Patrick, vicegobernador de Texas, considera esta acción una amenaza a la seguridad nacional.

En Eagle Pass, otro grupo de migrantes desbordó temporalmente el puente internacional, enfrentando medidas de contención similares. Estos eventos reavivan el debate sobre las políticas migratorias de ambos países, con imágenes difundidas en redes sociales que generaron indignación internacional.

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