El grupo islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS) lideró una ofensiva que alcanzó los alrededores de Hama, ciudad estratégica por su conexión entre Damasco y Alepo.

La ofensiva, iniciada el 27 de noviembre, es el avance más significativo de los rebeldes desde 2020. Han tomado localidades en Hama, Idlib y Alepo, según el OSDH.

Los enfrentamientos han causado 602 muertes, incluidos 104 civiles. Más de 48,500 personas, la mayoría niños, huyeron, reportó la ONU. Bombardeos aéreos han destruido decenas de edificios.

El ejército sirio, respaldado por la aviación rusa, reforzó posiciones en el norte de Hama. Mientras tanto, en Idlib, la ofensiva rebelde continúa desafiando al gobierno de Bashar al Asad.

La comunidad internacional, encabezada por la ONU, Estados Unidos y la Unión Europea, pidió un cese al fuego inmediato. Rusia y Turquía buscan mediar en el conflicto.

El presidente Bashar al Asad calificó la ofensiva como un intento de Occidente por redibujar el mapa regional. Irán está evaluando enviar tropas si Damasco lo solicita.

Este conflicto refleja la fragmentación y el sufrimiento tras más de una década de guerra civil en Siria. Las tensiones exacerban la crisis humanitaria y los desplazamientos masivos.

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