Reducir la violencia digital es el objetivo de un grupo de investigación de la Facultad de Ciencias de la Electrónica de la BUAP, liderado por los doctores Jesús Manuel Muñoz Pacheco y Olga Guadalupe Félix Beltrán. Este equipo está desarrollando un dispositivo de protección de información sensible utilizando un sistema basado en el caos, que promete reducir los ataques cibernéticos que afectan principalmente a mujeres y menores.
El equipo propone una nueva forma de cifrar datos usando las propiedades aleatorias del caos. Según Muñoz Pacheco, "la innovación radica en usar el caos para crear sistemas más seguros". Este enfoque aprovecha la impredecibilidad de los sistemas caóticos para generar códigos de encriptación altamente seguros, difíciles de romper.
El caos, un concepto que a menudo se percibe de manera negativa, se utiliza aquí para proteger la información. "Es un sistema complejo y dinámico, presente en muchos aspectos de la vida", explicó el investigador. En lugar de ver el caos como un desorden, lo aprovechan para desarrollar modelos matemáticos que generan códigos aleatorios.
Este avance es relevante debido al creciente problema de la violencia digital, donde se roban y manipulan datos, imágenes o textos para fines delictivos. Lizbeth Vargas Cabrera, estudiante de doctorado y participante en el proyecto, destacó la importancia de mejorar la protección de los datos en un mundo cada vez más digitalizado.
El cifrado de información no solo protege datos, sino también imágenes y documentos oficiales como títulos o actas. Además, se desarrolla una firma digital que asegura la autenticidad de la información, evitando manipulaciones a través de inteligencia artificial.
El proyecto, que se prueba con un alto nivel de seguridad, podría ser comercializado en forma de un chip, accesible para todos, especialmente mujeres, para usarlo en sus dispositivos móviles. El sistema ha superado todas las pruebas internacionales, asegurando su efectividad incluso en entornos de alta seguridad como el militar.
Este desarrollo promete no solo mejorar la seguridad digital, sino también contribuir a la reducción de la violencia de género digital mediante la creación de una protección robusta para todos los usuarios, en particular para aquellos más vulnerables.