Con todo lo que sucedió en el Centro Histórico de Puebla al cierre de 2024, esta ocasión difiero de mis colegas. Comenzando porque en los últimos 30 años nadie, absolutamente nadie ha podido controlar al comercio informal en el primer cuadro de la ciudad. Ni siquiera Rafael Moreno Valle quien, por cierto, lo intentó a través de la fuerza pública y terminó fracasando.
¿Por qué con la nueva administración tendría que ser distinto? Es un monstruo de siete cabezas, una pesadilla para cualquier Gobierno municipal.
El análisis vale la pena si partimos que el ayuntamiento debe sentar sus bases en la doctrina obradorista, donde al pueblo, bueno y sabio, no se le toca con el pétalo de una rosa.
Bajo estos valores, la actual administración tiene prohibido utilizar la fuerza pública para limpiar las calles aledañas al Zócalo de ambulantes. De hacerlo, los gobiernos estatal y federal podrían darle la espalda.
Sin embargo, durante los próximos 12 meses, el alcalde Pepe Chedraui tiene el tiempo suficiente para implementar nuevos operativos, reordenar las calles de la 16 y 18 poniente, comenzar un verdadero censo de vendedores, acreditarlos, capacitarlos y claramente obligarlos a pagar impuestos.
Incluso me atrevería a sugerir un simulador, donde unos vendedores puedan establecerse bajo un calendario con supervisión puntual.
Los ambulantes son astutos por naturaleza y siempre tratan de sacar ventaja, pero ante ello, una verdadera estrategia de comercio informal anularía cualquier intento de sabotaje.
Una estrategia directa con la Secretaría de Gobernación, sin intermediarios, sin elementos de normatividad y sin líderes de agrupaciones. La nueva administración puede adueñarse del comercio informal, legalizando lo ilegal.
Sin duda, al ayuntamiento le vendría muy bien monetizar un poco de los millones de pesos que circulan entre cuotas, corrupción y ventas del comercio informal.
No se trata de matar al monstruo sino de domarlo y adueñarse de él. El ayuntamiento de Puebla tiene claro que jamás se podrá eliminar al comercio informal, que nos guste o no, es la base de las grandes industrias.
Por el momento todo indica que el corredor de la avenida 5 de Mayo volverá a la normalidad después del 6 de enero, los poblanos caminarán sin empujarse, el cielo volverá a ser azul y los locatarios establecidos que puntualmente pagan impuestos, volverán a saludar a su vecino de enfrente.
¡Feliz Día de Reyes!