Cinco días después de la colisión aérea entre un avión civil y un helicóptero militar sobre el río Potomac, equipos de rescate recuperaron parte del fuselaje en una compleja operación.
Las autoridades confirmaron que 55 víctimas han sido identificadas y continúan la búsqueda de 12 cuerpos aún atrapados entre los escombros sumergidos.
La mañana del lunes, una barcaza y un barco grúa extrajeron del agua una sección del Bombardier de American Airlines, junto con un motor y un ala. Los restos serán trasladados a un hangar para la investigación de la Agencia Federal de Seguridad en el Transporte (NTSB).
El accidente, ocurrido el 29 de enero cerca del Aeropuerto Reagan, es el más mortal en Estados Unidos desde 2009. El avión llevaba a 64 personas, entre ellas patinadores artísticos y un grupo de cazadores.
El avión chocó con un helicóptero Black Hawk que transportaba a tres militares durante un entrenamiento. La colisión dejó una lluvia de escombros y movilizó a más de 300 socorristas.
Localización de las víctimas
Las labores de rescate priorizan la “recuperación digna” de restos humanos. La recuperación del Black Hawk, prevista para después del avión, podría demorar semanas por el mal tiempo.
El accidente reaviva el debate sobre la seguridad aérea en la capital estadounidense, donde confluyen rutas civiles y militares. Donald Trump atribuyó el hecho a “la política de diversidad de Biden”, aunque la NTSB evitó especular hasta concluir el peritaje.
Entre las víctimas del helicóptero están el sargento Ryan O’Hara y la capitana Rebecca Lobach, cuyos familiares visitaron el río Potomac.