El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, mostró el arribo de 261 supuestos criminales en un despliegue mediático. Los detenidos fueron trasladados al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), la megacárcel construida bajo su administración. La mayoría de los deportados son venezolanos del Tren de Aragua y pandilleros de la MS-13.

La llegada de los detenidos fue acompañada de un video impactante, con patrullas escoltando a los prisioneros, lo que refuerza la imagen de Bukele como líder firme en la lucha contra el crimen. En su primer mandato, comenzó a aplicar estrategias de seguridad agresivas para reducir la violencia en el país.

Desde 2019, Bukele ha utilizado tácticas de comunicación visual que buscan generar miedo y disuadir a los delincuentes. Aunque estas acciones han reducido las cifras de violencia, se han generado denuncias de violaciones a los derechos humanos. La colaboración con EE. UU., que justifica la deportación bajo una ley de guerra de 1798, se suma al discurso de seguridad del presidente salvadoreño.

El politólogo Napoleón Campos comenta que Bukele busca validar su modelo de seguridad a nivel internacional, lo que podría replicarse en otros países de la región. No obstante, algunas voces críticas advierten que el Cecot está tomando características de un "Guantánamo centroamericano".

Washington financiará el mantenimiento de 300 detenidos durante un año, lo que, según expertos, podría significar un negocio carcelario para Bukele.

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