El paro estudiantil en Ciudad Universitaria de la BUAP cumple cinco días. En medio de lonas, pancartas y consignas, una imagen resalta: una maestra, sentada en un banco de cemento, imparte clases a la intemperie. Con solo su celular, libreta y lapicero, sigue compartiendo conocimiento con sus alumnos.

La vocación docente es más fuerte que cualquier obstáculo. Bajo el intenso sol, la profesora se conecta a distancia, enfrentando problemas de señal de Internet y ruido de la protesta. A pesar de esto, sigue adelante, confiando en que sus estudiantes recordarán su compromiso.

Mientras algunos alumnos participan en la manifestación, otros continúan sus estudios desde casa. La presencia de docentes como ella reafirma que la educación no se detiene y que la verdadera enseñanza va más allá de un aula cerrada.

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