El crimen organizado en América Latina y el Caribe es una amenaza directa al desarrollo económico, advirtió el Banco Mundial en su más reciente informe regional.
La organización considera este fenómeno como uno de los problemas más urgentes, dado que limita la productividad y aumenta la desigualdad social y la pobreza estructural.
Según las proyecciones del Banco Mundial, la región crecerá apenas 2.1% en 2025 y 2.4% en 2026, el ritmo más bajo a nivel global.
“La región ha cojeado por un crecimiento económico anual mediocre”, afirma el documento. La violencia impide romper con ese círculo vicioso de bajo crecimiento y criminalidad.
Las tasas de homicidio en Sudamérica, Centroamérica y el Caribe son de las más altas del mundo. La región concentra el 33% de los homicidios globales, pese a tener solo el 9% de la población mundial.
La brecha se ha ampliado en las últimas décadas. En los años 2000, la tasa promedio era 5.4 veces mayor que la mundial. Hoy es 8 veces mayor.
Entre 2018 y 2022, los homicidios alcanzaron 38 por cada 100 mil habitantes en Honduras, 5 en Argentina y 4 en Bolivia.
Aunque El Salvador y Venezuela han mostrado mejoras, la situación empeoró en Ecuador y Haití, donde la violencia criminal ha escalado.
El Banco Mundial concluye que sin reducir el crimen, América Latina seguirá estancada en un modelo económico frágil, con baja productividad y alta vulnerabilidad social.

