La tensión en Medio Oriente ha alcanzado un nivel crítico. Estados Unidos ha revelado su disposición para utilizar la bomba GBU‑57A/B, conocida como Massive Ordnance Penetrator, ante un posible conflicto.

Este poderoso armamento, desarrollado para destruir instalaciones subterráneas fortificadas, podría ser utilizado contra Fordow, uno de los centros nucleares iraníes más protegidos. La amenaza intensifica la preocupación global.

La GBU‑57 pesa 13,600 kilogramos, y es capaz de penetrar más de 60 metros de roca reforzada. Solo puede ser lanzada por el sigiloso bombardero B‑2 Spirit, exclusivo de EE. UU.

Su diseño permite una precisión quirúrgica, reduciendo daños colaterales, pero con una capacidad destructiva sin precedentes. A pesar de ello, nunca ha sido usada en combate real hasta ahora.

La planta subterránea de Fordow, ubicada bajo una montaña y reforzada con más de 80 metros de concreto, representa uno de los pocos blancos viables para esta bomba.

Expertos afirman que ni Israel ni otro país tendría el armamento necesario para destruir Fordow sin la intervención directa de Washington. La posible participación estadounidense aumenta la tensión diplomática.

Según la AIEA, un ataque a estas instalaciones pondría en riesgo la liberación de material radiactivo, ya que alberga uranio enriquecido al 60 %, cerca del nivel de bomba atómica.

El despliegue de esta bomba podría detonar una respuesta inmediata de Irán y sus aliados regionales. Las implicaciones geopolíticas serían potencialmente irreversibles, alertan observadores internacionales.

Mientras Tel Aviv y Washington analizan sus próximos pasos, el mundo observa con preocupación creciente. La diplomacia internacional se encuentra en uno de sus momentos más delicados del siglo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *