Lejos quedó la imagen de la Casa Blanca iluminada con colores del arcoíris. La administración de Donald Trump decidió no emitir proclamación federal por el Mes del Orgullo LGBT+.

La portavoz Karoline Leavitt anunció que no habrá reconocimientos oficiales. En su lugar, la presidencia declaró junio como el “Mes del Título IX”, centrado en mujeres cisgénero, excluyendo a mujeres trans.

Además, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ordenó retirar el nombre de Harvey Milk de un buque naval. Activistas consideran esta medida un ataque simbólico contra la comunidad.

Organizaciones como Fenway Health calificaron estas acciones como “golpes calculados” que erosionan derechos. La eliminación de fondos a líneas de prevención de suicidio LGBT+ agrava la crisis.

El programa de ayuda, que atendió un millón de llamadas, perderá financiamiento en julio. La decisión coincide con un aumento de reportes de crisis en jóvenes transgénero.

La administración también solicitó al FBI recopilar datos de clínicas que atienden a adolescentes trans, generando preocupaciones sobre persecución y vigilancia estatal.

Trump endureció su postura hacia California por permitir atletas trans en deportes femeninos. Amenazó con sanciones federales, aumentando la presión sobre autoridades estatales.

Organizaciones de derechos humanos denunciaron la eliminación de menciones a personas trans en documentos del Monumento Nacional Stonewall, símbolo histórico del movimiento LGBT+.

Expertos advierten que este retroceso federal contrasta con tendencias internacionales de reconocimiento a la diversidad. El mensaje es claro: la igualdad aún depende de ideologías políticas.

En un clima global donde la visibilidad LGBT+ avanza, la política de la Casa Blanca representa un regreso a tiempos de marginación y desprotección.

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