Durante nueve años Yanelli Velazco ha caminado en búsqueda de justicia tras ser abusada sexualmente a bordo de un taxi calles del municipio de Huauchinango en 2016, tiempo en el que ha denunciado dilaciones y revictimización de parte de autoridades en Puebla.  

Sin embargo, la joven nunca se imaginó que al denunciar este hecho se convertiría nuevamente en víctima de agresión sexual y también de intento de feminicidio al interior de su propia casa dos años después.

En entrevista, Yanelli Velazco contó que sus agresores la amenazaron con violentar a su hija de 10 años, como una forma de represión por la denuncia por el abuso sexual del que fue víctima. 

Debido a ello, su caso cuenta con una recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en la que se exige a la Fiscalía de Puebla a dar prontitud para localizar a los responsables de las agresiones. 

No obstante y pese al llamado, la fecha límite de esta recomendación termina en agosto de este año y aún no existe una resolución, pues solamente uno de los tres perpetradores se encuentra en prisión y podría salir libre en 2026.

YANELLI SOLO QUERÍA VOLVER A CASA

El 8 de junio de 2016, la joven abordó un taxi colectivo para volver a su casa tras salir de su trabajo. El automóvil venía vacío y minutos más tarde se subieron dos sujetos más y, aunque todo iba bien, el taxista comenzó a desviarse del camino por indicación de estos hombres.

Alejados de la zona urbana y en inmediaciones de un predio totalmente abandonado, los hombres que iban a bordo del taxi decidieron violentar sexualmente a Yanelli. 

“Se intercambiaron para violarme, después me golpearon y me amenazaron. El taxista me pidió perdón por no poderme defender”, mencionó la víctima a nueve años de la agresión.

Contó que ese día los sujetos se bajaron de la unidad y huyeron. En tanto, el taxista llevó a Yanelli a su casa porque ella “solo quería ver a su mamá”. Al llegar a su hogar con la ropa rasgada y el cuerpo golpeado, pudo hablar.

“Tenemos que llevarte al hospital para que te hagan unas pruebas”, fueron las palabras de la hermana de la víctima, quien en ese momento la resguardó y que horas después trasladó a la Fiscalía General del Estado (FGE) para denunciar los hechos. 

Ahí, Velazco fue sometida a revictimización institucional, pues pasaron años sin respuesta por los delitos cometidos hacia su persona. Sin embargo, no fue hasta 2018 cuando ella localizó por su propia cuenta a uno de sus agresores.

Se trata de Erik N, quien contaba con antecedentes y que, tras denunciarlo, un juez lo vinculó a proceso.

No obstante, Yanelli Velazco comenzó a sufrir extorsiones que gradualmente se convirtieron en acoso y que finalmente desembocaron en otra agresión sexual dentro de su domicilio y frente a su pequeña hija. 

En entrevista, la mujer contó su historia, haciendo énfasis en que el pasado 8 de junio se cumplieron 9 años de la primera agresión, tiempo que ha esperado a las instancias de justicia para que le permitan ver a sus agresores presos.

“El propio sistema arruina los procesos, durante este tiempo, se han cambiado de agentes muchas veces, mi carpeta ha tenido muchos aplazamientos, es cansado mental y emocionalmente”, reconoció.

Al día de hoy, Yanelli se mantiene con terapia psicológica, psiquiátrica y farmacológica, intentando salir adelante para resignificar lo que vivió. Mencionó que ella lo único que busca es que el Estado le pague lo que le debe a ella y a su hija.

“Ninguno de ellos me va a regresar lo que perdí, a mí solo me toca ser resiliente y buscar la salida, pero no podemos permitir que ninguna otra mujer viva lo que yo, tenemos que seguir haciendo ruido” concluyó

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