Desde un barrio humilde en Maracaibo, Mervin Yamarte revive el calvario que vivió tras migrar a Estados Unidos: terminó en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), en El Salvador, acusado sin pruebas de integrar al Tren de Aragua.

Junto a otros 251 venezolanos, fue enviado bajo una ley estadounidense del siglo XVIII destinada a “enemigos extranjeros”, en un programa financiado por Washington y respaldado por el presidente salvadoreño Nayib Bukele.

Condiciones extremas en el CECOT
Los migrantes denunciaron torturas, golpes y amenazas. Estuvieron sin juicio ni abogados, encerrados en celdas sin ventilación y con alimentos descompuestos. “Era totalmente una tortura”, relató Mervin.

El CECOT, presentado como emblema de la “mano dura” contra pandillas, se convirtió en un espacio de abusos: motines por golpizas, baños insalubres y rutinas violentas eran parte del día a día.

Acusaciones sin pruebas
Especialistas señalan que la mayoría carecía de antecedentes penales, y que tatuajes fueron usados erróneamente como pruebas. El contexto de políticas migratorias más estrictas en Estados Unidos provocó un récord de 60 mil detenidos por ICE en junio, el 71% sin historial criminal.

Liberación bajo acuerdo diplomático
La salida de los venezolanos fue posible tras un convenio: 252 migrantes fueron intercambiados por 10 ciudadanos estadounidenses retenidos en Venezuela.

Hoy, Mervin se aferra a una Biblia que lo acompañó en prisión, mientras su hermano Juan sigue oculto en EE.UU. para evitar la detención.

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