La relación entre Estados Unidos y Brasil atraviesa un momento crítico tras la amenaza del presidente Donald Trump de imponer un arancel del 50% a todos los productos brasileños.

Trump justificó la medida como un acto en defensa de Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil y aliado político, actualmente juzgado por intentar revertir los comicios de 2022.

La reacción de Brasil fue inmediata. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva devolvió la carta enviada por Trump, calificándola como ofensiva, injerencista y plagada de falsedades.

A través del Ministerio de Relaciones Exteriores, Brasil denunció que el documento contenía acusaciones infundadas, replicadas en otras cartas enviadas por Trump a diferentes gobiernos.

Brasil no aceptará ser tutelado por nadie”, declaró Lula. También advirtió que si Estados Unidos impone aranceles, su gobierno responderá con reciprocidad comercial inmediata.

El mandatario brasileño señaló que la amenaza representa un acto hostil que daña el comercio bilateral, el cual supera los 41 mil millones de dólares anuales, con superávit para Washington.

Trump, por su parte, calificó el juicio a Bolsonaro como una “vergüenza internacional” y una “caza de brujas” contra el conservadurismo, además de criticar el bloqueo de plataformas como Rumble.

El expresidente estadounidense acusó a Brasil de restringir la libertad de expresión, alegando que se está instaurando un sistema autoritario bajo Lula.

Los analistas advierten que este nuevo episodio podría erosionar la relación estratégica entre dos de las economías más grandes del continente americano.

La tensión diplomática crece, mientras el juicio a Bolsonaro se convierte en una nueva línea de fractura internacional, con efectos potenciales sobre el comercio exterior y la cooperación hemisférica.

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