A los 17 años, Francisco Javier Herrera de Jesús está a punto de cumplir uno de los mayores sueños de su vida: representar a México, por segunda ocasión, en un torneo internacional de artes marciales, esta vez en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos.

Originario de Chilpancingo, Guerrero, comparte cómo ha alcanzado esta meta, construida no solo con entrenamiento y técnica, sino también con una historia de lucha emocional, pérdida y amor por el deporte.

Comenzó en las artes marciales a los seis años y recuerda con claridad el día de su primer sparring. Era un niño temeroso que, tras recibir sus primeros golpes, corrió a casa llorando.

Aquel episodio, lejos de alejarlo del deporte, sembró la semilla de un sueño. Hoy hace su campamento de entrenamiento en la academia Evolution Combat Systems de Puebla, bajo la dirección del coach Agustín Guzmán.

Para Paco, las artes marciales no son solo combate, sino también refugio emocional. “Los golpes me ayudan a desestresarme, a soltar lo que me pasa por dentro”, confiesa.

El primer gran pilar en su formación fue Jacinto Palacios, su primer entrenador, cuya escuela de artes marciales se encontraba justo debajo de su casa. Inspirado por sus primos, Paco decidió unirse también.

De 2015 a 2021, Jacinto fue una figura clave en su vida, incluso durante la pandemia, cuando juntos improvisaron un gimnasio casero para no perder el ritmo.


UNA PÉRDIDA SE CRUZÓ EN SU CAMINO

La vida le impuso una prueba dolorosa, pues en 2021 Jacinto falleció trágicamente en un accidente de carretera. Un autobús robado por un grupo radical identificado como Ayotzinapos perdió los frenos y explotó. Jacinto, quien se ganaba la vida vendiendo pescado, fue una de las víctimas.

La pérdida devastó a Paco y se alejó temporalmente del entrenamiento, hasta que encontró un nuevo rumbo en el jiu-jitsu. En 2023 se integró a la academia Evolution Combat Systems en Guerrero, retomando su camino competitivo.

Su historia en los torneos comenzó desde muy joven.

A los nueve años, en Poza Rica, Veracruz, participó en su primera competencia oficial. Aunque en su primera pelea se enfrentó a una niña y la intimidación lo venció, logró ganar su segundo combate. Desde entonces, su progreso ha sido constante: torneos locales, competencias nacionales, e incluso representar a México a nivel internacional en 2024.

En ese torneo internacional, Paco ganó su primera pelea frente a un oponente irlandés, demostrando técnica y temple. Sin embargo, fue eliminado injustamente en la segunda ronda, cuando un contrincante armenio usó una llave prohibida.


LA FAMILIA, UN PILAR EMOCIONAL

En el ámbito familiar, la historia es distinta. Al principio, seres queridos temían por los riesgos del deporte, pero hoy lo apoyan por completo. Incluso su hermano menor, de 9 años, sueña con llegar a los Juegos Olímpicos en boxeo.

Francisco no solo busca traer el oro para México, quiere honrar la memoria de Jacinto, su primer entrenador, a quien considera un segundo padre. Asegura que, si viviera, le diría: “Estoy muy orgulloso de ti, de todo lo que has logrado”.

Hoy, el joven mantiene vivas las palabras de Jacinto, que para él son promesa: “Cuando aún era un niño, me dijo que llegaría a un campeonato mundial… y estoy por cumplirlo”, cuenta con ilusión.

Paco entrena al máximo con la mirada puesta en el Campeonato Mundial que se celebrará del 20 al 27 de julio en Abu Dhabi. Esta vez quiere volver como campeón, no solo por su país, sino también en honor a Jacinto, a quien le prometió algún día llegar hasta lo más alto.

En el futuro, planea hacer una pausa en su carrera deportiva para estudiar Medicina, otra de sus grandes vocaciones. Sin embargo, no descarta regresar al tatami como adulto, con la misma meta: ser campeón del mundo.

Antes de partir a Abu Dhabi, Paco deja un mensaje claro:
“Practiquen un deporte, no solo para estar sanos, sino para no caer en adicciones. El deporte puede salvar vidas, como salvó la mía”.

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