Don Beto, un hombre de más de 60 años con discapacidad visual y del habla, recorre a diario las calles del Centro Histórico de Puebla para pedir apoyo y sobrevivir.
Camina a paso lento, guiado por su bastón y con un bote atado al cuello para recibir alguna ayuda, enfrenta una difícil realidad: la falta de infraestructura adecuada para personas con discapacidad en las calles aledañas al Centro Histórico.
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Cada día, Don Beto cruza toda la 3 Sur hasta llegar al primer cuadro de la ciudad. Para lograrlo, camina sobre calles que carecen de huellas podotáctiles y semáforos con señal auditiva, esto sólo lo encuentra llegando al Zócalo capitalino y en las calles más cercanas, antes apela a la voluntad ciudadana para no poner en riesgo su seguridad.
Don Beto es uno de los casos contemplados dentro del 30.6% de personas que se han sentido discriminadas en Puebla, lo que coloca al estado como el segundo con mayor índice de discriminación en servicios, enfrentando carencias como la falta de rampas, señalización en braille y demás infraestructura inclusiva, según la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis 2022) del Inegi.
Estas carencias no solo afectan a los habitantes que forman parte de grupos vulnerables y que se sienten ajenos a su entorno, sino también a turistas.
SERVICIOS E INFRAESTRUCTURA, EL LADO B DE LA DISCRIMINACIÓN
Según un reporte del Inegi, Puebla ocupa el segundo lugar nacional con mayor número de discriminación, solo detrás de Yucatán. Los grupos más afectados son las personas con discapacidad y los adultos mayores.
El Conapred señaló que los principales afectados son personas con discapacidad motriz, visual, auditiva, intelectual o psicosocial. A ellos se suman los adultos mayores de más de 60 años, quienes son excluidos debido a su reducida movilidad o dificultad para interactuar con la tecnología.
Además, el reporte del Inegi detalla que dentro de los grupos discriminados también se encuentran hombres y mujeres que se sienten rechazados por su forma de vestir o por tener tatuajes (30.6%), por su peso o estatura (27.5%), manera de hablar (21.6%), edad (21.4%), clase social (16.5%) o por tener alguna discapacidad (5.3%).
En cuanto a género, el 35.3% de las personas que dijeron haber sido discriminadas fueron mujeres, mientras que el 29.1% fueron hombres.
MANTENIMIENTO POR PARTE DEL AYUNTAMIENTO
Respecto a la infraestructura destinada a grupos vulnerables en el primer cuadro de la ciudad, la Brigada Urbana del Centro Histórico ha implementado acciones de mantenimiento en diversas zonas para favorecer la integración y movilidad de las personas, señaló Aimeé Guerra Pérez, gerente del Centro Histórico de Puebla.
En entrevista con este medio, la funcionaria explicó que existe un plan de mantenimiento del arroyo vehicular y peatonal que incluye la remoción de objetos que representen un riesgo para los peatones, como restos de postes o tornillos que sobresalen de las banquetas.
“Incluimos la verificación de la existencia y el estado de rampas, los letreros en braille y damos mantenimiento a la huella podotáctil, restituyéndola en áreas donde esté dañada o haya desaparecido. Sin embargo, la instalación de estos espacios no es tarea de la Gerencia, sino de la Secretaría de Desarrollo Urbano, pero sí corresponde a nosotros la revisión y el mantenimiento de estos espacios”, indicó.
Guerra Pérez remarcó que uno de los principales mantenimientos que se realizan es a la huella podotáctil, la cual es una guía fundamental para las personas con discapacidad visual; sin embargo, esta estructura no está instalada en toda la ciudad, sino solo en la zona del corazón del municipio. El resto de las calles ofrecen superficies lisas sin placas en braille, lo que deja desprotegidas a personas como Don Beto, quien a diario se arriesga al transitar sin poder ver ni comunicarse verbalmente.
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