En la calzada Ignacio Zaragoza, a la altura de la calle 2 Norte, algo cambió de la noche a la mañana: tres topes fueron instalados recientemente, generando enojo entre automovilistas y vecinos.

A unos 30 metros de la entrada principal de la nueva sede del Congreso del Estado, los conductores que salen del bulevar 5 de Mayo a alta velocidad deben frenar bruscamente para librar el primer tope, de 6 metros de largo y 16 centímetros de altura.

Más adelante, frente a la iglesia Cristo Rey, un tercer reductor de velocidad espera a los desprevenidos: mide 4.5 metros y alcanza cerca de 20 centímetros de altura.

“Quienes venimos manejando autos pequeños somos los más afectados... para la altura que les pusieron, los coches raspan”, comentó Laura, automovilista de la zona.

Entre las principales quejas están la falta de señalética y el riesgo que representan en lluvia o de noche, cuando apenas se distinguen.

Los motociclistas, que circulan a mayor velocidad, señalan que los topes son peligrosos y requieren mayor reacción para evitarlos. Un joven los describió como “bardas peligrosas”.

Comerciantes cercanos aseguran que los topes solo han provocado tráfico y que, pese a estar pintados como paso peatonal, los automovilistas no ceden el paso a los peatones, obligándolos a correr para cruzar.

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