Familias latinas en Los Ángeles enfrentan una crisis creciente tras el aumento de redadas migratorias. Martha, una madre mexicana, perdió a su esposo detenido por agentes del ICE, quedando sin ingresos para sostener a sus hijas.

El alquiler en Buena Park, de 2 mil 50 dólares, supera sus posibilidades con un salario mínimo. Como muchas familias indocumentadas, enfrenta el riesgo de desalojo y jornadas extenuantes para sobrevivir.

Desde junio, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) intensificó operativos en California. Solo en un mes arrestaron a más de 2 mil 200 personas, desestabilizando comunidades latinas que dependen de trabajos informales.

Andrea González, subdirectora del Centro CLEAN, advirtió que “se avecina una tormenta mayor”. Su organización destinó más de 30 mil dólares en apoyos, pero considera que la situación es insostenible ante la falta de recursos.

Los efectos se sienten en toda la ciudad. Los Ángeles, con una población inmigrante de un tercio, enfrenta más de 72 mil personas sin hogar. Autoridades locales proponen fondos filantrópicos, pero solo cubren “el 10% del alquiler”, según CLEAN.

Para María Martínez, de 59 años, cuyo esposo fue detenido, esa ayuda sería vital. Su subsidio por discapacidad no alcanza para la renta, por lo que depende del apoyo familiar para sobrevivir.

La combinación de persecución migratoria y crisis habitacional deja una huella humanitaria profunda. Mientras continúan los arrestos, miles de familias viven con incertidumbre, temiendo el desamparo total.

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