Los incendios forestales en España han devastado en agosto más de 350 mil hectáreas, principalmente en las provincias de Zamora y Orense, dejando un saldo de cuatro personas fallecidas y cientos de desalojados, en su mayoría adultos mayores.

En Benavente, Zamora, la alcaldesa Beatriz Asensio relata que el mayor temor de los habitantes —muchos de ellos ancianos— era perder lo poco que tienen. Tras los desalojos, un centro de negocios fue convertido en refugio, donde decenas de personas de la tercera edad pasan los días jugando dominó, cartas o viendo películas.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), Zamora es la provincia española con mayor proporción de personas mayores de 80 años (12.29%), seguida por Orense, en Galicia (12.14%). Coincidentemente, estas dos provincias son las más afectadas por el fuego, lo que ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de las comunidades rurales envejecidas frente a emergencias climáticas.

El comandante de la Guardia Civil de Zamora, Jesús José González Tejada, quien coordinó parte de los desalojos, explicó que en muchos casos fue necesario guiar paso a paso a los ancianos para que recogieran lo indispensable: medicación, algo de ropa, teléfono móvil y cargador para mantenerse en contacto con familiares.

Las autoridades españolas informaron que los incendios comienzan a estar bajo control, pero el impacto en vidas, viviendas y ecosistemas es grave. La emergencia se suma a los efectos del cambio climático, que este verano ha generado temperaturas extremas y una fuerte sequía en la península ibérica.

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