Tan solo en los últimos dos años, Puebla logró una reducción importante en el número de personas que viven en situación de pobreza. De acuerdo con el INEGI, en 2022 el 54 por ciento de la población estaba en esta condición y, para 2024, la cifra bajó a 43.4 por ciento, lo que equivale a 2 millones 865 mil poblanos.
Según el Análisis de los Resultados de la Medición de la Pobreza Multidimensional 2024, la pobreza extrema —definida como la situación en la que una persona no puede cubrir sus necesidades más básicas, como la alimentación— disminuyó de 11.4 a 7.3 por ciento. Esto significa que actualmente hay 481 mil poblanos en esta condición.
A pesar de la mejoría, Puebla continúa entre los estados con mayor pobreza en México, ocupando el quinto lugar nacional, solo detrás de Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz.

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PERMANECEN LOS REZAGOS
El estudio del INEGI reveló que, pese a los avances, Puebla enfrenta grandes retos en materia de salud y educación.
En seguridad social, la entidad ocupa el cuarto lugar nacional en carencia de acceso, con el 67.7 por ciento de la población sin medios que garanticen su subsistencia en caso de accidentes, enfermedades o situaciones el ya yaembarazo. En este indicador, Puebla solo está por debajo de Chiapas (76.4 por ciento), Oaxaca (73.9 por ciento) y Guerrero (72.6 por ciento).
En educación, Puebla se posicionó como el sexto estado con mayor rezago del país. De acuerdo con el INEGI, un millón 493 mil personas, equivalentes al 22.7 por ciento de la población, no han terminado la educación básica obligatoria o, por su edad, no asisten a la escuela y no han alcanzado ese nivel académico. Este porcentaje coloca a la entidad solo por debajo de Chiapas (34 por ciento), Oaxaca (30.5 por ciento), Guerrero (28.3 por ciento), Veracruz (26.3 por ciento) y Michoacán (25.7 por ciento).
La magnitud del rezago educativo refleja que, a pesar de los programas de apoyo escolar y becas, una parte importante de la población sigue sin acceder a la educación mínima establecida por ley. Entre las causas destacan la dispersión de comunidades rurales con acceso limitado a escuelas de secundaria o preparatoria, el abandono escolar por motivos económicos, la migración laboral temprana y las limitaciones en la cobertura de programas para la educación de adultos.

