Benjamin Netanyahu, en una entrevista con i24NEWS, afirmó sentirse en una misión histórica y espiritual al identificarse con la visión del “Gran Israel”, concepto que incluiría Cisjordania, Gaza e incluso partes de Egipto y Jordania.
Estas declaraciones provocaron una ola de condenas diplomáticas en el mundo árabe. Egipto solicitó explicaciones oficiales, señalando que tales expresiones reflejan un rechazo a la paz y empeoran la inestabilidad regional . Jordania calificó los comentarios como una "escalada peligrosa y provocadora", mientras Arabia Saudita y Qatar advirtieron que representan una clara violación del derecho internacional. La Liga Árabe los calificó como una amenaza directa a la soberanía árabe y un desafío flagrante a la legitimidad internacional .
En paralelo, el ministro de Finanzas israelí Bezalel Smotrich anunció la construcción de más de 3 000 viviendas en la zona E1, una jugada que podría dividir Cisjordania y amenazar seriamente la viabilidad de un Estado palestino contiguo. La ONU, la Unión Europea y Alemania expresaron su firme oposición, advirtiendo que la implementación de este proyecto dañará los esfuerzos por una solución de dos estados.
Estas acciones y declaraciones evidencian una escalada preocupante en la retórica y en las políticas expansionistas del gobierno israelí. La visión del "Gran Israel", lejos de avanzar hacia una resolución pacífica, incrementa las tensiones y pone en riesgo la estabilidad regional. Es claro que esta postura alimenta temores y desconfianzas legítimas entre los gobiernos vecinos.

