Decenas de miles de personas colmaron las calles de Tel Aviv y otras ciudades de Israel en una de las mayores manifestaciones desde el inicio de la guerra en Gaza.

Convocados por el Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos, los organizadores estimaron en cerca de medio millón los asistentes que exigieron al gobierno un alto al fuego que permita la liberación de los cautivos. Sin embargo, el primer ministro Benjamin Netanyahu rechazó el reclamo.


Una protesta sin precedentes

En la llamada “plaza de los rehenes” de Tel Aviv, convertida en símbolo de la movilización desde octubre de 2023, se desplegó una bandera gigante con los retratos de los secuestrados, mientras miles portaban pancartas y fotografías.

La jornada estuvo marcada por bloqueos carreteros, quema de llantas y choques con la policía, en medio de un ambiente de tensión social creciente.


Netanyahu endurece postura ante Hamás

El primer ministro reiteró que ceder a las presiones “equivaldría a fortalecer a Hamás y garantizar guerras sin fin”. Su gobierno mantiene la determinación de expandir la ofensiva militar en la Franja de Gaza, donde este domingo murieron al menos 60 palestinos, según autoridades locales.

Por su parte, el jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir, anunció que el ejército concentrará sus operaciones en Gaza con el doble objetivo de derrotar a Hamás y liberar a los rehenes.


Una sociedad dividida

El presidente israelí, Isaac Herzog, se dirigió a los manifestantes en Tel Aviv:

“Todo Israel quiere que regresen nuestros hermanos y hermanas. Presionen a Hamás”.

Aun así, las divisiones políticas quedaron en evidencia: la oposición y sindicatos respaldaron la huelga nacional, mientras que ministros del gobierno calificaron la protesta como un error que “recompensa al enemigo”.


El drama de los cautivos

De los 251 rehenes capturados el 7 de octubre, el ejército estima que 49 siguen en Gaza, de los cuales 27 habrían muerto.

La difusión de videos que muestran a cautivos demacrados, así como un mensaje encontrado en un dispositivo de Hamás perteneciente a Matan Zangauker, intensificaron la presión social y política para alcanzar un acuerdo inmediato.

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