En una histórica cumbre internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibió este viernes 15 de agosto a su homólogo ruso, Vladimir Putin, en Anchorage, Alaska, marcando la primera reunión en suelo estadounidense entre líderes de ambas potencias desde 1988.
El encuentro, realizado en la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, estuvo cargado de simbolismo: ambos mandatarios se saludaron con un firme apretón de manos y, en un gesto inusual, Putin abordó la limusina presidencial estadounidense The Beast junto a Trump.
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Acompañados por sus principales asesores —Marco Rubio y Steve Witkoff por parte de EE.UU., y Sergey Lavrov y Yuri Ushakov por Rusia— los líderes iniciaron un diálogo a puerta cerrada con el objetivo de negociar un alto al fuego en la guerra de Ucrania. Trump ha sido claro: quiere un cese de hostilidades “rápido” y no dudará en aumentar la presión diplomática y económica si no hay avances.
Según fuentes cercanas a la reunión, Trump estaría dispuesto a ofrecer garantías de seguridad a Ucrania fuera de la OTAN, pero dejando las decisiones territoriales en manos de Kiev. La comunidad internacional mantiene la mirada fija en Anchorage, ante la posibilidad de que este encuentro pueda marcar un punto de inflexión en el conflicto que ya lleva más de tres años.
La duración exacta de la reunión no ha sido revelada, pero se prevé que se extienda varias horas. Mientras tanto, el mundo espera si de Alaska saldrá un compromiso firme hacia la paz o si, por el contrario, las tensiones se mantendrán sin cambios.
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