La leche es un alimento básico en la dieta de los mexicanos por su contenido de nutrientes, pero conforme crecemos, los requerimientos y tipos que consumimos cambian.
En la industria existen varias presentaciones de leche, como la entera, semidescremada, parcialmente descremada y descremada, cada una con características específicas que definen su aporte de grasa butírica.
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La grasa butírica está compuesta por ácidos grasos, colesterol y vitaminas liposolubles A, D, E y K, y es ingrediente principal en mantequilla, crema y quesos.
La leche entera debe contener mínimo 30 gramos de grasa butírica por litro. La parcialmente descremada oscila entre 6 y 28 g/l. La semidescremada tiene entre 16 y 18 g/l, mientras la descremada contiene máximo 5 g/l, según la NOM-155-SCFI-2012.
Otro tipo común es la leche deslactosada, que reduce la lactosa para personas con intolerancia, conservando sus propiedades mediante enzimas de lactasa. Debe contener máximo 10 g/l de lactosa por la norma.
Profeco analizó 85 productos ultrapasurizados y detectó que la mayoría cumplen con la norma, aunque la marca Lacti Lac presentó inconsistencias, ya que su composición podría indicar mezcla con grasa vegetal.
Estos datos permiten al consumidor elegir el tipo de leche más adecuado según sus necesidades nutricionales, tolerancia a la lactosa o interés en reducir la grasa de origen animal.
La revisión de Profeco garantiza que los productos en el mercado cumplan con la norma oficial mexicana, ofreciendo seguridad al consumidor sobre la calidad y etiquetado de los lácteos.

