El presidente Nicolás Maduro anunció que el gobierno evalúa declarar un estado de conmoción exterior para enfrentar lo que definió como agresiones de Estados Unidos, mientras civiles y militares marchaban en su apoyo.

Desde Miraflores, Maduro mostró una carpeta roja con el posible decreto y aseguró que "Venezuela saldrá adelante", sin detallar el alcance legal ni las facultades extraordinarias que podría implicar.

La Constitución venezolana permite esta declaratoria cuando la seguridad de la nación está en peligro, autorizando su prórroga hasta 90 días. Expertos advierten que podría habilitar controles fronterizos y limitar ciertas libertades.

El anuncio ocurre tras el despliegue de ocho buques y un submarino de EE. UU. en el Caribe, supuestamente contra el narcotráfico. Caracas rechazó acusaciones sobre vínculos con un presunto Cártel de los Soles.

En la marcha, civiles armados y militares ocuparon vehículos blindados, mientras oradores instaban a mantener "el fusil y la moral". El gobierno calificó de provocación un video difundido por Donald Trump.

En barrios como Antímano, simpatizantes corearon consignas de apoyo a Maduro, mientras milicianos defendieron la movilización y criticaron descalificaciones externas. La oposición y parte de la comunidad internacional alertan sobre riesgo de escalada.

La situación refleja una disputa entre Caracas y Washington, que combina acusaciones judiciales, despliegues marítimos y guerra simbólica. Si se firma el decreto, será clave precisar su alcance jurídico y efectos cotidianos.

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