Como cada año, en las conmemoraciones patrias se van haciendo remembranzas de hechos históricos, se rescatan mensajes, palabras, arengas de gran contenido que han dado motivo y razón a los movimientos sociales que han construido a nuestra nación mexicana.
Sin embargo, esta conmemoración de la Independencia de México que recién vivimos no fue un ceremonial como los anteriores, tuvo muchos significados que sin duda quedan registrados para la historia, para su análisis y para su reflexión.
El primero de ellos, por supuesto, fue que tuvieron que pasar 215 años para que por primera vez una mujer saliera al balcón central del Palacio Nacional a dar el Grito de Independencia, en su calidad de presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, reivindicando nombres de las heroínas que participaron en este movimiento insurgente, pero que la narrativa histórica las había borrado.
En México, muchos hombres son considerados “héroes de la patria”, ahora hay que considerar también las aportaciones de las “heroínas de la patria” que también fueron fusiladas, encarceladas, muchas olvidadas y otras tantas en el anonimato.
Lenguaje inclusivo que sin duda ha influido. Lo observamos en los discursos que escuchamos en la ceremonia oficial del día 16 en voz de personas que ocupan los más altos mandos militares tanto de la Marina Armada como del Ejército Mexicano, donde observamos la participación protagónica de muchas mujeres en los contingentes en el desfile militar.
Ahí otro hecho que considero importantísimo en la vida nacional. Me refiero al discurso del Almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, secretario de la Marina.
Muchas veces lo hemos comentado: ¿Cómo pretender resolver un problema de cualquiera índole si no lo reconocemos para poder a partir de ello, enfrentarlo y atenderlo para resolverlo?
El almirante Morales Ángeles dijo: “Mediante un ejercicio de sabiduría, sensatez, congruencia y humildad que pusimos ante la ley, ante la conciencia y el escrutinio de las y los mexicanos actos reprobables que, no nos definen como Institución, sino que podían enquistarse y quedarse para dañar a nuestro pueblo, fue muy duro aceptarlo, pero hubiera sido mucho más y absolutamente imperdonable callarlo, así el mal, tuvo un fin determinante”.
Y continuó: “Fuimos nosotros mismos quienes dimos el golpe de timón, porque la lucha contra la corrupción y la impunidad son parte central de la transformación, jamás fue para nosotros opción el disimulo, porque el silencio no nos define, la verdad, en cambio nos fortalece”.
No recuerdo haber escuchado antes que un encargado de una institución militar se haya atrevido a reconocer públicamente el grave problema que sus altos mandos han cometido y están ligados a delitos graves en contra del propio Gobierno. Tampoco lo he escuchado de ningún general secretario del Ejército Mexicano, aun cuando en muchos momentos de la historia contemporánea del país lo ameritaba.
Muchos significados en el mensaje pueden rescatarse, no sólo para ser interpretado por quienes integran la Marina Armada de México; este hecho merece el reconocimiento y veremos cómo se desenvuelve.
En esta fecha histórica que reúne a los mexicanos y a las mexicanas, una presencia femenina en el más alto cargo de México, la presidenta Claudia Sheinbaum visibilizando, reivindicando, Una narrativa que reconoce y enfrenta.
Las tres representaciones de los Poderes del país participaron. Todo en contexto, ha roto con la costumbre en este tipo de celebraciones.
¿Qué sigue? Depende de todas y de todos, porque “especialistas han concluido que el discurso y los símbolos enseñan, construyen y comparten significados que pueden transformar al influir en la percepción, el pensamiento y el comportamiento de las personas y las sociedades” (Lovera Sara, El Sol de México 16/09/2025)
Sin duda lo vivido este 16 de septiembre dejará huella.

