El Tribunal de Disciplina del Poder Judicial quedó formalmente instalado este martes con una advertencia contundente: los jueces corruptos enfrentarán cárcel y sanciones severas.

En la sesión solemne participaron los nueve ministros de la Suprema Corte, la secretaria de Gobernación Rosa Icela Rodríguez, el senador Gerardo Fernández Noroña y magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

El magistrado Rufino H. León Tovar aseguró que el objetivo es aplicar la ley sin privilegios: “Daremos cárcel a los juzgadores corruptos y sanciones severas a quienes retarden la justicia”.

Por su parte, la presidenta del Tribunal de Disciplina afirmó que el nuevo órgano tiene la misión de vigilar la conducta de jueces y magistrados, y destacó que “no se debe tolerar que haya conductas ilícitas ni malos juzgadores”.

El Tribunal sustituye a la Judicatura, y según la magistrada Maya, representa un reto de romper inercias y recuperar la confianza ciudadana: “Confiamos en que el personal judicial será el principal aliado”.

En su intervención, el magistrado Bernardo Bátiz consideró que el Poder Judicial vivía en una “aristocracia judicial sin reglas estrictas”, pero con la reforma se busca acabar con esa dinámica: “No seremos inquisición ni perseguidores, pero sí vigilaremos fortunas y conductas”.

Finalmente, la magistrada Eva Verónica de Gyvés enfatizó que se aplicará la austeridad que antes se resistía en tribunales: “No se perseguirá a quienes no compartan la reforma, pero sí a quienes se aparten de la ley”.

Con ello, el nuevo Tribunal de Disciplina arranca con la promesa de marcar un antes y un después en la rendición de cuentas dentro del Poder Judicial.

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