La Corte Suprema de Estados Unidos otorgó una victoria clave a Donald Trump al permitir la reanudación de redadas migratorias en el sur de California. La decisión revierte la prohibición de un juez federal.
La mayoría conservadora del tribunal suspendió la orden que impedía detener personas por apariencia étnica, idioma o lugar de trabajo, permitiendo que los agentes federales operen bajo criterios cuestionados.
La resolución se dio tras una solicitud de emergencia del Departamento de Justicia, que alegó que la restricción era una “camisa de fuerza” para aplicar la ley migratoria. El procurador general D. John Sauer defendió la medida.
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Los jueces progresistas Sonia Sotomayor, Elena Kagan y Ketanji Brown Jackson expresaron un enérgico disenso. Sotomayor advirtió que el fallo legitima ciudadanos de segunda clase, sujetos a detenciones arbitrarias.
El caso se originó con tres jornaleros detenidos en una tienda de donas, respaldados por ciudadanos que denunciaron arrestos arbitrarios. El juez Maame Frimpong había prohibido usar factores como idioma o trabajo.
El Noveno Circuito confirmó la orden, pero la Corte Suprema la dejó sin efecto. Para el gobierno federal, la decisión representa un triunfo estratégico y un respaldo al estado de derecho.
El Departamento de Seguridad Nacional asegura que las redadas se centrarán en criminales: asesinos, violadores y pandilleros, buscando garantizar la seguridad en la región.
Expertos advierten que la medida puede acentuar la persecución indiscriminada. Aproximadamente 42% de la fuerza laboral agrícola es indocumentada, lo que genera tensión social y desconfianza en las instituciones.

