Signavox es una aplicación web desarrollada por estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Electrónica de la BUAP, diseñada para traducir el Lenguaje de Señas Mexicano (LSM) en oraciones comprensibles gracias a un modelo de inteligencia artificial. Este avance tecnológico obtuvo la medalla de oro en Infomatrix Argentina, el XX Concurso Iberoamericano de Proyectos Estudiantiles de Ciencia y Tecnología, superando a equipos de al menos seis países.

El equipo está integrado por Iralice Cardona Castillo, Fernando León Oropeza y José Orizaga, bajo la asesoría del maestro Nicolás Quiroz Hernández, quienes ya habían ganado la Fepro 2025 en la categoría de Software y Hardware, lo que les dio el pase al certamen internacional.

La app nació en el Laboratorio SLED de la BUAP, un semillero de innovación que ha impulsado proyectos reconocidos desde 2019. En Signavox, la base de datos fue creada grabando y analizando el LSM para que la IA pudiera “aprender” cada seña. A través de una cámara, el sistema identifica movimientos del rostro, hombros y manos, generando un modelo 3D que interpreta los gestos y los traduce en texto coherente.

Fernando León explicó que la IA toma 42 poses de referencia por cada seña, construyendo con ellas una predicción que luego forma oraciones completas mediante un modelo de lenguaje. Por su parte, Orizaga destacó que la interfaz prioriza palabras según su probabilidad de aparición, respetando la estructura del LSM, un idioma con una gramática visual distinta al español.

Para perfeccionar el sistema, los jóvenes contaron con la colaboración de personas sordas y especialistas en lenguaje de señas, como la maestra Mariana Mendoza, garantizando un enfoque empático y realista de la comunicación no verbal.

El proyecto busca trascender fronteras: su meta es crear una traducción bidireccional, que permita interpretar de señas a texto y de texto a señas visuales. Sin embargo, reconocen que los desarrollos basados en IA exigen financiamiento y tiempo de maduración.

Más allá del reconocimiento académico, Signavox tiene un impacto social profundo. En México, más de seis millones de personas viven con discapacidad, y el 12.1% presenta pérdida auditiva (INEGI, 2021). De ellas, sólo 21 de cada 100 jóvenes sordos asisten a la escuela, una brecha que esta herramienta podría reducir al facilitar la educación bilingüe e inclusiva.

El proyecto no sólo representa un triunfo tecnológico, sino también una apuesta por la inclusión, la empatía y la innovación social desde la academia poblana. Signavox es la muestra de que la ciencia, cuando tiene propósito humano, puede transformar realidades y tender puentes hacia una comunicación sin barreras.

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