Un ataque de artillería rusa provocó la interrupción del suministro eléctrico en las instalaciones que resguardan el reactor número cuatro de Chernóbil, epicentro del desastre nuclear de 1986. El Ministerio de Energía de Ucrania confirmó que el Nuevo Confinamiento Seguro —estructura metálica que aísla los restos del reactor— quedó sin electricidad tras una serie de sobretensiones.

Aunque técnicos trabajan para restablecer el servicio, Kiev no detalló riesgos inmediatos. Sin embargo, la vulnerabilidad de este “sarcófago nuclear”, finalizado en 2016, revive la preocupación internacional, pues ya había sufrido daños en febrero cuando un dron ruso impactó la instalación.

El incidente ocurre en un contexto de estancamiento militar en el frente ucraniano. De acuerdo con el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), el avance ruso en Donetsk se desaceleró drásticamente en septiembre, con apenas 181 kilómetros cuadrados ganados, frente a los 400 que promediaba en meses anteriores.

El presidente Volodímir Zelenski acusó a Moscú de librar una “guerra contra los civiles”, evidenciada en ataques contra zonas residenciales. Actualmente, Rusia controla el 19% del territorio ucraniano, frente al 7% que mantenía antes de la invasión en 2022.

La caída de electricidad en Chernóbil, uno de los sitios más sensibles del mundo, reaviva el temor de que la guerra en Ucrania pueda escalar hacia una crisis nuclear con consecuencias globales.

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