Desde hace cuatro años, el gobierno de Puebla no cuenta con un seguro contra desastres naturales, luego de que en 2021 el exmandatario Miguel Barbosa Huerta decidiera no renovar la póliza que cubría daños por huracanes, sismos e inundaciones.

La última cobertura fue contratada en 2020 con Seguros Afirme S.A. de C.V., por 317 millones 587 mil pesos, y garantizaba una suma asegurada de 850 millones de pesos, destinada a viviendas, carreteras, infraestructura hidráulica y urbana.

El fin del Fonden —el Fondo de Desastres Naturales— y los cuestionamientos por el presunto mal uso de los recursos tras el sismo de 2017, durante el gobierno de Antonio Gali Fayad, motivaron la decisión de Barbosa. Sin embargo, tras la reforma a la Ley General de Protección Civil en 2024, los estados están obligados a crear sus propios fondos para atender emergencias.

Hoy, tanto la administración de Sergio Salomón Céspedes como la del actual gobernador Alejandro Armenta Mier han tenido que utilizar recursos presupuestales para responder a tragedias como la tromba en Chignahuapan y las recientes inundaciones en la Sierra Norte, donde se registraron 13 personas fallecidas.

“No hay límite para atender con recursos públicos la contingencia”, aseguró Armenta, quien destacó que el estado cuenta con más de 200 millones de pesos en reserva, aunque reconoció que el monto podría ser insuficiente ante desastres de gran magnitud.

La decisión de no contratar seguros ha sido motivo de polémica y críticas. Expertos advierten que Puebla está expuesta financieramente y que el costo de la reconstrucción podría superar los recursos disponibles en caso de un evento mayor, como un sismo o huracán.

Durante el gobierno de Rafael Moreno Valle, Puebla llegó a contar con un seguro de 30 millones de dólares, mientras que con Gali Fayad se utilizaron 12.6 millones de dólares del seguro para fines no comprobados, lo que generó sospechas sobre la opacidad en el manejo de estos fondos.

Hoy, la entidad enfrenta un panorama incierto: sin póliza, sin apoyo federal y con desastres cada vez más frecuentes, el futuro financiero de Puebla ante emergencias naturales depende exclusivamente de su capacidad presupuestal y de gestión.

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