Mujeres embarazadas detenidas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) han denunciado abortos espontáneos, encadenamientos y negligencia médica, reabriendo el debate sobre la falta de controles humanitarios en las políticas migratorias de Estados Unidos.
La ACLU y organizaciones aliadas documentaron al menos seis casos recientes en centros de detención de Luisiana y Georgia, donde las víctimas describieron hemorragias sin atención inmediata, aislamiento prolongado, y procedimientos médicos sin consentimiento.
Una de las denunciantes, Lucía, narró cómo fue llevada al hospital encadenada de pies y manos tras perder gran cantidad de sangre. Otra, Marie, aseguró que fue encerrada tres días por no creer en su embarazo. Ambas denunciaron comida en mal estado y falta de atención médica básica.
Aunque el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) negó las acusaciones, defensores de derechos humanos advierten que la falta de transparencia permite que se repitan estos abusos. Exigen la liberación inmediata de todas las mujeres embarazadas bajo custodia del ICE y una auditoría urgente sobre los estándares de detención.
“Estas historias son apenas la punta del iceberg”, afirmó Eunice Cho, abogada de la ACLU, quien señaló que el estrés, el trato degradante y la incertidumbre han dejado secuelas irreversibles en las víctimas.

