Tehuacán, en vez de sufrir el robo de gasolina o diésel, enfrenta un saqueo distinto: el del agua. En la junta auxiliar de San Lorenzo Teotipilco, donde antes brotaban abundantes manantiales, hoy florece un negocio ilegal conocido como “el huachicol del agua”.

Durante años, las lavanderías de mezclilla se instalaron aprovechando la riqueza hídrica de la zona. Aunque algunas cuentan con “concesiones” de la Conagua, la dependencia ha sido señalada por falta de supervisión y fiscalización, lo que permitió el descontrolado uso y robo del recurso.

Actualmente, se estima que existen al menos 22 pozos clandestinos que extraían miles de litros diarios. Las pipas cargaban agua día y noche para venderla entre 600 y 650 pesos por viaje, en algunos casos realizando hasta cinco recorridos diarios. Este saqueo provocó el agotamiento de los mantos acuíferos y la indignación de los vecinos.

Ante la presión social, se conformó el Comité Defensor del Agua, que desde 2022 denunció el saqueo ante la Conagua. Finalmente, la dependencia federal comenzó a clausurar pozos: al cierre de septiembre de 2025, se reportan ocho sellados y 10 personas detenidas, la mayoría conductores de pipas.

El 30 de septiembre, cerca de 120 piperos suspendieron operaciones por temor a ser arrestados, lo que redujo la extracción entre 3.6 y 4.8 millones de litros de agua diarios. Aunque la medida frenó temporalmente el saqueo, el daño ambiental y social ya está hecho: los manantiales de Tehuacán se están secando.

Vecinos exigen que la Conagua y las autoridades estatales actúen con mayor firmeza, sancionen a los responsables y garanticen que el agua vuelva a las comunidades y no a los bolsillos de unos cuantos.

Con Información de Quadratin

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