Miles de neoyorquinos tomaron las calles en una masiva protesta tras una operación del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) que culminó con la detención de nueve inmigrantes africanos acusados de vender productos falsificados en Chinatown. La acción, ejecutada por agentes encapuchados, desató una ola de repudio en una ciudad que se considera a sí misma un “santuario para inmigrantes”.
“ICE ha tomado el control en todo el país. Ahora llegaron a Nueva York y aquí estamos diciéndoles que deben irse”, gritó Lorelei Crean, estudiante de 18 años, durante la movilización frente al 26 Federal Plaza, epicentro de audiencias migratorias. Las pancartas que ondeaban decían “Fuera ICE” y “Nueva York defiende a sus inmigrantes”, reflejando el espíritu de resistencia que caracteriza a la ciudad.
El director de la agencia, Todd Lyons, defendió los operativos asegurando que los arrestos aumentarán por falta de cooperación local, mientras líderes religiosos, comunitarios y la presidenta del Concejo Municipal, Adrienne Adams, condenaron la redada: “Estamos unidos para decirle a Trump que saque sus manos de nuestra ciudad”, afirmó.
La operación también encendió el debate electoral rumbo a la Alcaldía de Nueva York, donde los candidatos Zohran Mamdani, Andrew Cuomo y Curtis Sliwa coincidieron en rechazar la intervención del ICE. Mamdani tildó a la agencia de “entidad imprudente”, mientras Cuomo y Sliwa señalaron que los operativos deben quedar bajo control de la policía local.
La fiscal general Letitia James instó a los ciudadanos a denunciar los abusos del ICE, y el Concejo Municipal prepara una conferencia para exigir que no se desplieguen tropas federales.
En medio de una nación dividida, Nueva York vuelve a erigirse como símbolo de resistencia, reafirmando su compromiso con los derechos humanos y la defensa de los migrantes.

