La zona metropolitana de Puebla es la región con mayor incidencia de feminicidios, con un 28% de los casos registrados en el estado, confirmó el Observatorio de Violencia Social y de Género (OVSG) durante la presentación de su informe académico “La lucha por la justicia es una lucha por la vida”.
En conferencia de prensa, la responsable del OVSG, la maestra Ana Laura Gamboa Muñoz, mencionó que después de la capital, Atlixco ocupa el segundo lugar junto con Tehuacán, con un 8% de los casos; le siguen Tecamachalco con un 5% e Izúcar de Matamoros, con el 4% de los crímenes.
En el informe, la académica destacó que, de 2021 a 2023, tan sólo en la ciudad de Puebla se contabilizaron 46 víctimas de feminicidio; en 2021 se presentaron 16 casos; en 2022, 13 y en 2023, 17.
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En tanto, los municipios de Atlixco y Tehuacán empatan en el segundo lugar con 14 y 13 casos, respectivamente, mientras que en Tecamachalco se perpetraron nueve asesinatos, a pesar de la Declaratoria de Alerta por Violencia de Género contra las Mujeres (DAVGM) emitida en 2019, en 50 municipios del estado.
Gamboa Muñoz señaló como “preocupante” que en las demarcaciones en las que predomina el hallazgo de cuerpos se mantiene activa la DAVGM, “lo que deja entrever que ésta no está funcionando”, dijo.
En tanto, los municipios con menos feminicidios son Tepexi de Rodríguez, Libres y Huehuetla, según el reporte académico.
Razones de género
De acuerdo con el informe, existen tres razones de género identificadas en casos de feminicidio:
- Que el cuerpo de la víctima sea expuesto en un lugar público.
- La presencia de lesiones, mutilaciones degradantes, violencia sexual, necrofilia, tormentos o tratos crueles.
- Una relación activa entre el agresor y la víctima, ya sea sentimental, afectiva o de confianza.
El OVSG registró que, de los 59 feminicidios documentados en 2021, 39 cuerpos fueron hallados en lugares públicos y 18 en espacios privados. En 2022, de los 54 feminicidios contabilizados, 33 cuerpos fueron encontrados en lugares públicos y 16 en privados.
Los lugares en los que se hallan los cuerpos “tienen que ver con mensajes de control y dominación sobre las mujeres, e incluso con factores como la marginación”, destaca el análisis presentado este martes.