Un poderoso terremoto de magnitud 7.4 sacudió la madrugada del viernes el sur de Filipinas, dejando al menos seis personas muertas y decenas de comunidades en pánico. El epicentro se registró a 20 kilómetros de la ciudad de Manay, en la isla de Mindanao, a las 09:43 horas locales, informó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
El movimiento telúrico ocurre apenas 11 días después del devastador sismo de 6.9 en Cebú, que cobró la vida de 75 personas y dejó más de 1,200 heridos, evidenciando una preocupante actividad sísmica en la región del Pacífico.
Entre las víctimas, tres mineros que buscaban oro murieron al colapsar un túnel en Pantukan, mientras que en la ciudad de Mati, una persona perdió la vida tras el derrumbe de un muro y otra sufrió un fatal infarto debido al pánico. En Davao, a más de 100 kilómetros del epicentro, se reportó otra víctima mortal.
Las autoridades emitieron una alerta de tsunami que ordenó la evacuación inmediata de comunidades costeras ante la posibilidad de olas de hasta tres metros. Aunque la alerta también alcanzó a Indonesia y Palaos, finalmente fue levantada horas después al no registrarse anomalías marítimas.
Filipinas, ubicada en el llamado “Anillo de Fuego del Pacífico”, es uno de los países más vulnerables del mundo a los terremotos y erupciones volcánicas, con más de 20 sismos significativos cada año.
La agencia nacional de desastres mantiene la vigilancia en zonas montañosas y costeras ante posibles réplicas y deslizamientos de tierra, mientras equipos de rescate continúan las operaciones en las zonas más afectadas de Mindanao.
Autoridades piden mantener la calma y seguir los protocolos de seguridad. Este nuevo evento sísmico revive la urgencia de fortalecer la infraestructura y respuesta ante emergencias en Filipinas.

