El dominio de China sobre las tierras raras, resultado de una estrategia geopolítica de largo plazo, volvió a exhibir su fuerza durante las negociaciones comerciales con el entonces presidente estadounidense Donald Trump en 2025. Estos 17 elementos químicos —críticos para la industria digital, automotriz, energética y militar— se han convertido en el nuevo pulso de poder global.
Expertos advierten que estos metales jugarán un papel geoeconómico decisivo en los próximos años, mientras Occidente enfrenta la dificultad de construir cadenas de suministro alternativas. La actividad frenética detectada en Ganzhou, región clave del sureste chino especializada en tierras raras pesadas como el itrio y el terbio, confirma la apuesta del gigante asiático por mantener su supremacía mundial.
Pese al hermetismo habitual, periodistas observaron camiones cargados, minas activas e instalaciones de procesamiento operando sin pausa. La estatal China Rare Earth Group avanza además en la construcción de un nuevo y extenso complejo en la zona, reforzando su músculo industrial.
Para el académico Heron Lim, estos retos están empujando a más países a diversificar su producción, aunque el proceso tomará años. Las restricciones a la exportación impuestas por China en octubre encendieron alarmas en sectores manufactureros y desataron preocupación en Washington, sumido en una renovada guerra comercial.

