La plasticidad neuronal, la extraordinaria capacidad del cerebro humano para reconfigurarse según los estímulos, hoy se encuentra bajo amenaza. En la era de la hiperconexión digital, esa virtud evolutiva se transforma en un riesgo. Especialistas alertan que el exceso de pantallas, la búsqueda de gratificación inmediata y la falta de reflexión están modificando la estructura mental y emocional de millones de personas.
Desde su laboratorio en la Facultad de Medicina de la UNAM, la doctora Limei Zhang, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, advierte que el exceso de información y la exposición constante a estímulos visuales fortalecen los circuitos cerebrales que responden rápido, pero debilitan los relacionados con la creatividad, la empatía y el pensamiento profundo.
“Las áreas del cerebro usadas para la reflexión y la filosofía ya no se estimulan como antes. Por eso las personas responden de manera más egoísta”, explicó Zhang a 24 HORAS Puebla.
La científica subraya que la pérdida de contacto humano y de escritura a mano está erosionando la identidad y la capacidad de empatía. En países como Australia, ya se limita el uso de internet en niños para proteger el desarrollo cerebral.
Por su parte, docentes mexicanos confirman el fenómeno en las aulas: alumnos sobreestimulados, impacientes y con baja tolerancia a la frustración. “Buscan recompensas inmediatas y no tienen paciencia”, comenta María Guadalupe Ortiz, maestra de primaria.
Estudios internacionales refuerzan esta alarma. Según la OCDE, la comprensión lectora ha caído globalmente, mientras la UNESCO reporta que 739 millones de adultos aún no saben leer ni escribir. La neurocientífica Maryanne Wolf sostiene que la lectura digital está debilitando la lectura profunda, vital para la empatía y la reflexión.
Zhang insiste en reeducar el cerebro mediante hábitos como escribir a mano, reflexionar y crear proyectos con propósito. “El placer real está en expresarnos y contribuir. Si olvidamos eso, olvidamos lo que nos hace humanos”, concluye.

