Estados Unidos elevó la tensión en el Caribe con la llegada del USS Gerald R. Ford, el portaaviones más grande y avanzado del mundo.

El buque se incorporó al operativo militar contra el narcotráfico en Latinoamérica, presentado por el Pentágono como una acción para “proteger la seguridad hemisférica”.

Caracas y Moscú interpretan el movimiento como una maniobra de presión directa contra la dictadura chavista de Nicolás Maduro, aumentando la tensión geopolítica en la región.

Desde septiembre, Washington desplegó buques de guerra, aviones caza y miles de efectivos para desarticular rutas de narcotráfico procedentes de Venezuela y Colombia.

El operativo dejó 76 muertos en 20 bombardeos a embarcaciones en el Caribe y Pacífico, calificados por el Kremlin como “ilegales” y “sin investigación ni juicio”.

El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, acusó a Estados Unidos de usar la lucha antidrogas como “pretexto” para una **intervención militar encubierta”.

El gobierno de Maduro denunció “asesinatos de civiles indefensos” y llamó a una movilización permanente, activando un despliegue masivo de 200 mil efectivos.

El USS Gerald R. Ford cuenta con tecnología electromagnética, reactores nucleares y capacidad de hasta 270 operaciones aéreas diarias, aumentando el poder naval estadounidense en la región.

Mientras Donald Trump afirma que los días de Maduro “están contados”, analistas advierten que el Caribe se convierte en escenario de tensiones similares a la Guerra Fría.

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