El Tribunal de Cuentas francés lanzó duras críticas al Museo del Louvre, señalando que la emblemática pinacoteca priorizó “operaciones visibles y atractivas” en lugar de fortalecer su sistema de seguridad, una negligencia que habría facilitado el espectacular robo de joyas ocurrido el pasado 19 de octubre.
El informe oficial revela que, entre 2018 y 2024, el museo invirtió más de 105 millones de euros en adquisiciones artísticas y solo una fracción en mantenimiento técnico y videovigilancia, dejando al descubierto vulnerabilidades graves en su infraestructura.
El atraco —que involucró un montacargas, una sierra radial y una fuga en minutos— resultó en la pérdida de ocho joyas imperiales, entre ellas piezas pertenecientes a la emperatriz Eugenia y la reina María Amelia, con un valor estimado superior a los 100 millones de dólares.
Pierre Moscovici, presidente del Tribunal, calificó el caso como “una alarma atronadora sobre el deterioro y la lentitud de las renovaciones”. Además, subrayó la falta de jerarquización en los proyectos del museo, pese a su vasto presupuesto y al hecho de recibir más de 9 millones de visitantes anuales, el 80% de ellos extranjeros.
Por su parte, la ministra de Cultura, Rachida Dati, reconoció la urgencia de modernizar las instalaciones, aunque defendió la política de adquisiciones del museo. En tanto, la presidenta del Louvre, Laurence des Cars, admitió públicamente que el sistema de videovigilancia exterior es insuficiente.
El informe también reveló que el proyecto de renovación impulsado por Emmanuel Macron podría superar los 1.150 millones de euros, cifra considerada “aún baja” ante las necesidades del recinto.

