En su primer viaje al extranjero, el papa León XIV instó este jueves a Turquía a desempeñar un papel “estabilizador” ante un escenario mundial fuertemente conflictivo. Desde Ankara, donde fue recibido por Recep Tayyip Erdogan, el pontífice destacó la posición estratégica del país como “puente entre Oriente y Occidente”, subrayando que su diversidad religiosa no debe perderse, pues su homogeneización sería un empobrecimiento.
El líder católico celebró el rol turco en las negociaciones entre Ucrania y Rusia y pidió reforzar la cooperación internacional. Erdogan respondió asegurando que Turquía rechaza la discriminación y promueve el respeto a todas las confesiones, incluida la minoría cristiana que representa apenas el 0.1% de la población.
A su llegada, León XIV visitó el mausoleo de Atatürk, en un país donde el debate sobre la laicidad resurge con fuerza tras decisiones como la conversión de Santa Sofía en mezquita. El Vaticano, sin embargo, mantiene el diálogo abierto con Ankara, reconociendo su labor al acoger a más de 2.5 millones de refugiados, principalmente sirios.
El pontífice también reiteró su crítica al trato extremadamente irrespetuoso hacia los migrantes en Estados Unidos, marcando continuidad con su antecesor Francisco. Su agenda continuará en Iznik, donde participará —junto al patriarca Bartolomé I— en una oración ecuménica con motivo del 1700 aniversario del Concilio de Nicea, buscando “promover la unidad” entre católicos y ortodoxos en medio de profundas fracturas agravadas por la guerra en Ucrania.
León XIV, quinto papa en visitar Turquía, viajará después al Líbano, país asfixiado por una crisis económica y política y recientemente afectado por nuevos bombardeos a pesar del alto al fuego.

